CERRO PICACHO Y Al CERRO SAPO DESDE LA LAGUNA DE SAN CARLOS. 23.11.14

RUTA
FOTOS

Grupo de senderistas con la laguna de fondo
Estos Guarumos me están enseñando sitios recónditos en Panamá. Llevo unos días con compañía española, ha venido mi señora esposa y máquina de reñir. En su compañía y con otros guarumos hemos ido a la laguna de San Carlos. Éste es un lugar de asueto y ocio en el que se puede uno relajar y descansar del ajetreo diario. Dispone de acceso para coches muy cómodo y un bar restaurante para las necesidades propias. Se accede desde Coronado. En este lugar, en la carretera Panamericana nos hemos concentrado y hemos subido hasta la laguna con los coches. Hay un peaje en la laguna.
Nos preparamos las mochilas, el "tuper" con la piña, y comenzamos a caminar. Por cierto que perdí la navaja cortando la piña. Si la encuentras me das un toque. Volveré a Panamá a recogerla. 
Vista de la laguna mientras subimos
 a cerro Picacho
Se trata de un sendero estrecho y con pendiente muy irregular, pero tirando a fuerte. La ventaja es que este tramo discurre a la sombra del bosque tropical. En una zona relativa,ente llana tenemos un cruce y, por uno de los senderos nos vamos acercando al cerro Picacho.
Todos en el cerro Picacho
El acceso es por un sendero estrecho y tortuoso. Con pendientes fuertes, con pasos estrechos y con un cierto riesgo de caída. Hay que tomárselo en serio. Enseguida se sale del bosque y te presentas a pleno sol. En Panamá no engaña. La temperatura sube y la humedad relativa del aire es muy alta, por lo que el sudor, acompaña. Algunos de los senderistas se paran a descansar. Todos llegamos arriba y conseguimos juntarnos para hacer la foto desde el cerro próximo, brazos en alto para celebrar el triunfo por el esfuerzo realizado.
Como suele suceder cuando se realizan estos esfuerzos es que se disfruta de la vista y la contemplación pura y simple del paisaje. Algunas fotos van este sentido. 
Subiendo al cerro Sapo
Comenzamos la bajada por el mismo. No me puede resistir a seguir haciendo fotos y fruto de ello son las dos que acompaño: la laguna desde arriba y el paisaje de todo el valle, con alguna persona en ese segundo cerro que me afea el trabajo.   
Durante el descenso apareció un nido de zagaño que asustó a alguno de los senderistas y algún insecto picó a Reyes en la nariz, lo cual le adomiló toda la cara, de manera similar a cuando te anestesia el dentista.

Seguimos descendiendo hasta entrar de nuevo en el bosque. Hay algún tramo que recuerdo con barro y mucha pendiente, lo que nos hizo agarrarnos a la vegetación y algún que otro tronco.

Salimos en la segunda dirección en el cruce, saltamos un cercado y atravesamos una pradería para acercarnos al cerro Sapo.



El segundo de los cerros es una pequeña linea de cerros unidos entre sí. La unión es un paso muy estrecho y francamente un lugar en el que se pasa miedo, al menos respeto. La ascensión es a pleno sol, apoyado en la cerca del cierre o por la linea de máxima pendiente, hasta llegar a la cumbre. Podríamos seguir cresteando, pero no se observa ninguna mejora manifiesta, por lo que quedó aquí nuestra aventura.
La vuelta tranquila por el mismo camino y con cierto riesgo de caída en los lugares estrechos, en los lugares a media ladera y, sobre todo, en los lugares en que la pradería con mucha pendiente parece invitarte a correr y deslizarte hacia abajo.
Al llegar abajo, el premio: la laguna con sus refrescantes aguas que nos permitió un refrescante baño para limpieza del cuerpo. 








Comentarios