Nos tocaba salir a caminar y
hemos decidido subir al pico o monte Ibio. En Panamá diría Cerro Ibio. Este es un monte que si sitúa a unos 800 m. sobre el
nivel del mar.
Ermita de San Cipriano |
Como hemos señalado, salimos a
caminar desde este punto. Allí hay lugar para dejar coches aparcados. Al principio
el camino está en muy buen estado. Asfaltado y bien conservado. Hasta llegar a
la ermita de San Cipriano. En esta ermita se celebra el día 16 de septiembre
una gran fiesta romería a la que acuden de todos los municipios limítrofes y
cercanos. Es una de las romerías típicas de le región, situado dentro del ambiente
costumbrista - rural de Cantabria. Allí acuden de Torrelavega, de Cartes, de
Mazcuerras y de Los Corrales de Buelna sobre todo.
Cámara de reunión de la "traída". |
Pasado este punto subimos y
subimos, ya he dicho que con una suave pendiente que hace que la marcha sea relativamente
cómoda. Cruzamos zonas de bosque que es una explotación forestal de pinos. Al
acabarse los pinos por excesiva cota, se acaban los árboles. Como estamos en invierno
se sube bien y sin mucho calor.
Así llegamos al pico Vidrio. En
él no hay más que una caseta cercada y una especie de avión con una hélice, que
hace de veleta y no sé si de aerogenerador. La hélice giraba a gran velocidad.
Con las mismas, seguimos hasta la
cima del Ibio, el vértice geodésico y a las antenas. Poco más de una hora y
media de subida sin llegar a las dos horas. Paramos y atacamos los bocadillos.
Siempre sienta bien comer en el campo.
Llegando a la cima, vista de la sierra de Peña Sagra |
Tras salir de esta canal, una prado
llano y ya la bajada fuerte, siempre por la cresta y por un camino existente
entre escajos. Estaban latos, pero el camino estaba abierto perfectamente. Lo localizas
y lo ves sin problemas, con lo que te pinchas con los escajos lo justo. Hay que
bajar despacio, ese es todo el problema.
Así llegamos hasta un camino que
lleva a la braña de la Silla del Oso. Seguimos ese camino en sentido ascendente
hacia la izquierda y llegamos a nuestro destino, el Restaurante la Hérmida, en
donde hemos reservado a comer. En total la marcha no llego a cuatro horas de
caminata.
He de reseñar que uno de los marchantes
habituales estaba lesionado y no pudo ascender con el grupo. Nos aprovechamos
de él y le hicimos conductor. Nos dejó en la salida y fue a recogernos al
restaurante y a participar de la comida. Faltaría más.
Que lo disfrutes.
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