LA COSTA DE MIENGO. DESDE EL PAS AL BESAYA

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Estamos en invierno y hemos elegido una ruta corta para hacer hoy domingo. Es fácil y con poco desnivel, a la par de corta, como hemos señalado, lo cual nos va a permitir acabar comiendo todo el grupo juntos en un restaurante. Hay que despedir el año adecuadamente y celebrar la próxima navidad.
Marismas en la desembocadura del Pas
Aparcamos los coches en la carretera, junto a la entrada a la playa de Usgo, y comenzamos a andar. Primero por callejos de mies de Miengo. Nada en particular, hasta que nos aproximamos al río Pas, muy próximo a su desembocadura. Aquí ya empezamos a cambiar el semblante. Muy pocos conocíamos este lugar. Nos hacíamos idea desde enfrente de que podía haber, pero la hora, la poca altura del sol sobre el horizonte en invierno, el reflejo de su luz en la marisma, la neblina marítima sobre la costa de Liencres, ... una serie de detalles que nos dejó a todos con un buen tono de mañana.
Enseguida nos acercamos a la punta Robayera a contemplar la pequeña playita allí existente y poder vislumbrar la corriente de agua que sale del río Pas en dirección al mar Cantábrico. Justo enfrente de  nosotros, a tiro de piedra, el puntal de Liencres.
Enseguida salimos, primero en grupo y luego desperdigados en dirección oeste, a recorrer la costa. Una pequeña ascensión a la parte superior del acantilado y, rápidamente, nos acercamos de nuevo a la costa. Impresionante. Estamos en un momento de fuerte temporal de olas y podemos ver la rompiente de las mismas sobre los acantilados. Hablan de oleaje de 4 - 5 m.
Esta parte es paseo pisando rocas calizas erosionadas por la fuerza del mar y la atmosfera. Incluso hemos visto algún agujero que es un bufón, pero que al estar en marea baja no se sopla como, sin duda, lo hace en otras circunstancias.
Así, cruzando prados y rocas, llegamos a la Playa de Usgo, donde nos volvemos a reagrupar. Algunos nos hemos quedado atrás haciendo fotografías. Es nuestra escusa para acompañar a los más lentos.
La Isla de los Conejos

Otra pequeña subida después de Usgo, y volvemos a acercar a la costa, por senderos, ahora con mas prados. Varios saltos de cercas y enseguida la vista de la Isla de Los Conejos, frente a nosotros. Es curiosa la fisonomía de esta isla, muy distinta a la que acostumbramos a tener desde la playa suancina de La Concha. Hemos comprobado que desde Suances, lo que parece una isla, son en realidad dos. La perspectiva y la distancia nos ocasionan este fenómeno visual.
La playa del Caballo la cruzamos por los prados superiores. Podríamos haber bajado, pero luego salir de allí es a través de una fuerte rampa, en tierra, embarrada y en la que, en algún tramo hay que agarrarse al terreno para poder trepar. Vamos con niños y preferimos ir a terreno seguro.
Ya nos queda poca distancia y el cielo empieza a cambiar de color. El parte meteorológico afirmaba que a las 2 de la tarde podría empezar a llover. Casi es la una y el color de las nubes empieza a amenazar. Seguimos y contemplamos un par de calitas de arena en las proximidades de Chuchía y ya vislumbramos la barra de escollera artificial de salida de la ría de San Martin en Suances. Esta barra es el inicio del canal navegable en su tiempo que permitía a algunos barcos de poco calado entrar al puerto de Requejada. Estamos llegando al final. Hemos recorrido la costa de Miengo desde la desembocadura del Pas a la desembocadura del Besaya, dos de los grandes ríos de Cantabria.
Nuestro final es una comida de hermandad del grupo de senderistas que nos solemos juntar una vez al mes bajo los auspicios de la Asociación de Madres y Padres de Alumnos del Colegio San Agustín de Santander. Unos garbanzos con almejas y langostinos, especialidad del chiringuito de la playa de Cuchía. No sé cómo se puede comer eso en verano. A mediados de diciembre y después de unos 12 km. de paseo matutino nos sentó divinamente.

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