RUTA
FOTOS
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Nueva marcha que realiza el Grupo
de Senderismo de la Asociación de Padres del Colegio de San Agustín de
Santander.
Esta vez, aprovechando el otoño,
nos hemos introducido en la reserva de Saja, en sus bosques y hayedos, y hemos
recorrido desde Tajahierro al Pozo del amo.
Acebo lleno de frutos |
La priemra parte de la caminata
es un poco aburrida y por la pista que
cruza los puertos de Sejos. Son unos 8 kilómetros por la pista. Un poco
ascendente. Hemos subido desde la copta 1.177 hasta la cota 1.560, que es la cumbre
de nuestra marcha.
Rojos y ocres del otoño |
Durante la marcha he hecho algunos
atajos. El primero desde la Venta de Tajahierro hasta que hemos entrado en la
pista. Cruzamos por el prado en donde pastan los caballos y hemos saltado una
cerca de alambre espino.
Un serval junto al puente del Saja |
Luego la pista. Bonitas vistas
del valle de Cabuérniga. Mirando hacia atrás veíamos como, por el puerto de Palombera,
quería entrar la niebla hacia el valle de Cabuérniga. No podía ya que el viento
soplaba en dirección contraria. Incluso en algún caso, subía niebla desde Cabuérniga.
Nuestra caminata por la pista nos
llevó a cruzarnos con el río Saja. Allí, en un puente, es donde paramos a
comer. Habíamos comenzado a las 11 y ya eran casi las dos de la tarde.
En una pequeña bajada me separo
del camino y me cruzo por los prados. Dejo el grupo con intención de entrar en
zonas algo escondidas y tener la suerte de ver algún venado. Nada de nada. De
esta madera llegamos a las cabañas que hay por los puertos, y bajamos al puente
sobre el incipiente río Saja.
Colores en e sendero |
Paredes de roca |
Después de comer nos metemos por
el sendero de bajada. Ya todo descendente. Sendero. Estrecho en algún caso, muy
húmedo. En ocasiones el camino es el propio canal de desagüe. Hay rutas
grabadas por otro lado de la montaña, pero esta ruta está perfectamente
marcada. Hemos cruzado el río pisando las piedras, primero y por un puente de
madera más tarde. Hay algún paso embarrado, pero todo vale hasta llegar al,
bosque. Aquí empieza la sinfonía de colores ocres, amarillos y rojos propios
del otoño.
Nos quedan unos 8 kilómetros por
este camino, sin perdida, solo hay que seguirlo hasta llegar de nuevo a la
carretera. No te aburres de ver árboles con sus formas extrañas, de todo tipo:
acebos, serval, hayas, cagigas. También geología. Mucha estratificación de
conglomerados de cantos rodados. Enfrente cruzando el rio, se observan altas
paredes de roca a las que la erosión va rompiendo y quebrando.
jaya cruzá |
Una piedra de impresionante
tamaño nos la encontraos junto al camino haciendo de dintel sobre dos pilares.
Las líneas rectilíneas parecen dar a entender que son obras del hombre, pero
ese imposible. La naturaleza hace ese trabajo.
Jaya cruzá |
La humedad es importante, y fruto
de ello son las inmensas masas de musgo que aparecen, de gran espesor, 4 – 6 centímetros,
blando, mullido.
La “jaya cruzá” es alguna de las
hayas que tiene un crecimiento anómalo: no está vertical. En algún momento su
tronco se ha puerto horizontal y luego ha vuelto a crecer en su sentido
natural.
Nuestro día no ha sido soleado,
ha estado siempre nublado. Ello no nos ha impedido disfrutar de los colores del
hayedo en otoño.
Que lo disfrutes.
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