VUELTA A LA COLINA. COLLADOS DEL ASON. 14.11.15

FOTOS
RUTA
Valle del Asón cubierto de Nubes
Toda una lección de geología, estratigrafía, erosión, rotura del terreno, karst,… Eso he contemplado hoy, junto con una jornada de clima excelente, a pesar de estar a mediados del mes de noviembre. Día claro, despejado, con visibilidad a gran distancia. Vamos una jornada para gozar del campo.
Los aerogeneradores destacan en las crestas
Además de todo lo expuesto, hemos gozado de los bosques del Parque Natural de los Collados del Asón, en pleno otoño, y ya casi sin hojas.
Hemos salido antes de las 8 de Santander. Aun de noche. Al subir Alisas, como era de esperar, un poco de niebla, que al llegar arriba se despeja y nos permite ver un mar de nubes en  ambas laderas del Puerto. La bruma, calima, o lo que sea que todos los días oculta ligeramente la visibilidad aún no se ha implantado y la transparencia de la atmósfera es total.
En un tronco hemos visto el trabajode un pájaro carpintero
Con las mismas llegamos al aparcamiento del Parque, por encima de la Cascada del Asón. Hoy apenas cae nada de agua. Llevamos unos cuantos, bastantes, días sin llover y con viento sur.
Allí, mientras nos calzamos, un grupo de espeleólogos están preparando sus equipos. Van a explorar cuevas. Van bien pertrechados y equipados. Caminamos un rato, juntos, charlando, pero ellos van a lo que van y caminan rápido. Nosotros queremos disfrutar del aire libre y ellos quieren disfrutar de las cuevas.
La perra nos miraba con cariño
Los primeros tramos son de pista. Enseguida llegamos a un cruce y nos desviamos a la izquierda. Hay poste que señala la Vuelta a la Colina. Enseguida volvemos a tener vistas sobre el valle del Asón, por encima de la cascada. Vemos de nuevo las nubes altas que nos configuran, desde arriba, un mar de nubes.
Nos metemos, siguiendo el camino, en un hayedo que ahora está sin hojas. Están toda en el suelo. Han caído del árbol. Todo el camino ascendente nos lleva a pasar por una zona en la que parece una sima catalogada. Durante el día vamos a ver unas cuantas. Al parecer, nos han explicado los espeleólogos, hay un paquete de roca caliza entre dos vetas de arenisca. En se paquete de unos 100 m. de potencia se desarrollan las cuevas de esta zona. Tienen escasa profundidad, menos de 100 m, pero un gran desarrollo. Hay cuevas de más de 30 km.
Hayedo con todas las
hojas en suelo
Seguimos por el hayedo
Nosotros seguimos nuestro ascenso, pasamos unas cabañas, y nos metemos en una planicie de roca. Un fondo de océano lo llaman. Aquí observamos como las diaclasas hacen su trabajo. La erosión se produce en su dirección. Sobre esta superficie se aprecian las líneas de rotura, las erosiones los huecos, el trabajo de la erosión en sí. Es muy curioso distinguir perfectamente las familias de diaclasas, a 60 grados.
Sobre lo que fue el fondo marino, la erosión
construye la forma actual
A uno de los bordes del “fondo de océano” hay una alineación de cuevas. Se aprecia una falla rota y abierta, que es la que ha provocado la entrada del agua, la erosión y formación de cuevas.
Salimos ya fuera del bosque, a campo abierto. Bordeamos una profunda y gran dolina. Seguimos ascendiendo Ya vemos nuestra meta: la colina. Tras esa dolina hay unas fuertes rampas por el sendero perfectamente marcado y luego rampas más suaves. Lo última es una pequeña trepa.
Vista de la costa de Cantabria desde la cumbre.
Desde la cumbre se observa esta
grieta en el terreno. Se rompe.
Esto es geomorfología
Hubo un fondo de océano que
fue erosionado, y erosionado, y
mas erosionado. Un cañón
fue el resultado
Vislumbramos todo lo que podemos. La costa, el interior, Peña Sagra, el Picón del Fraile, el Valnera, pueblos, de todo. La visibilidad es magnífica. Algo pero que esta mañana. Desde arriba observamos otra falla en el terreno, también con el terreno abierto. Aquí debajo, por culpa de la erosión del karst, han debido suceder muchos fenómenos geológicos.
Comenzando el descenso en otra dirección.  La bajada es a campo abierto. Hay muchos postes que nos señalan cual es el sendero que debemos recorrer. Hay un poco de escajo y monte bajo que hace que te puedas despistar.
Entramos en otro bosque de hayas. Se nos hace corto. Llegamos a Hazas del Respiradero, dentro de ese bosque. Se trata de un lugar en el que la erosión ha actuado con gran fuerza sobre otro “fondo de océano” y ha ocasionado varias grietas de unos 3 m de ancho y más de 8 m de profundidad. Por una de ellas discurre nuestro sendero, aunque hemos observado alguna más. No tenemos tiempo ni ganas de explorar.
Al salir de este cañón caminamos a cielo abierto sobre el borde de un acantilado. Estos cañones, al formarse, han llegado a tal profundidad que han llegado al fondo del valle. En algún momento, han roto el terreno que ha caído hacia el valle y luego, el glaciar que hubo en la zona, provocó la erosión y desaparición de la roca.
En el monte de enfrente, la sierra que baja del Colina, se observa mucha roca rota y caída en este sentido.
En la ladera se observa la rotura de
la roca y caída hacia el valle
Seguimos bajando y nos metemos en otro bosque, hay muchas rocas sueltas de gran tamaño, rodeadas de tierras. Es una morrena glaciar, lateral. Estamos en el final del circo glaciar de Bustalvente. Tuvo que ser un espectáculo ver este glaciar que hubo de subir una cota de unos 50 m. para pasar por encima del alto de la Pasadía. Algunas de estas rocas, han ocasionado la formación de refugios. En algunos de ellos, se observa que ha habido, y aún hay vida o lugar en el que hay gente que se refugia en días de viento y/o nieve.
Estamos por encima del Polje de Brenavinto. El pono o logar por el que el agua se filtra en el terreno se aprecia a nuestros pies.
Ya estamos cerca de nuestro final. Por un sendero a media ladera, llegamos hasta el alto de la Posadía y, por la pista que hay allí, llegamos hasta nuestro aparcamiento. Los campanarios, a nuestra derecha, nos dan sombra. Avanzamos hasta nuestro coche, por el lugar en el que discurrió la lengua del glaciar. A los lados aún se aprecia algo de morrena. Nuestro coche está aparcado sobre terrenos que parecen morrenas y que separan la cuenca vertiendo del glaciar, de manera que baje hacia el Asón en vez de bajar hacia el Gándara en Soba.
Es digno de contemplar en valle en U del Asón, por debajo de la cascada. Es un síntoma claro de la erosión glaciar.

Sobre las 3 acabamos. Unas 5 horas para hacer 15 kilómetros por los collados del Asón. Un magnifico paseo para una mañana larga del mes de noviembre.












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