Primero de los tramos empedrados |
Orto tramo empedrado, con piedras de mayor tamaño |
En mitad del barrio hay un lugar
en el que existe el cartel en el que se señala la situación del comienzo de la
senda o calzada romana. Inmediatamente sales del asfalto y entras en zonas
empedradas, muy húmedas, con agua corriente por nuestros pies.
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La ruta es excepcional para hacer
en un día caluroso ya que discurre por debajo de una arboleda típica de Cantabria
con hayas, cajigas, avellanos… Nosotros, a pesar de la lluvia y el mal tiempo –
hemos caminado a 5 – 6 grados centígrados, hemos gozado de los colores del
otoño. El día es tormentoso y, en muchos momentos despeja y podemos vislumbrar
algo. Seguimos ascendiendo y cruzamos por encima del ferrocarril por un puente.
Con esta ruta, siempre subiendo,
llegamos al barrio de Somaconcha. Allí hay unas cuantas casas buen cuidadas,
pero no hay nadie viviendo. Lo cruzamos en soledad, no sin antes parar a
hacernos una fotografía del grupo. Seguimos por dentro del bosque y por la
calzada.
Hay autores que opinan que la
calzada no es romana. Se basan en que, entre otras cosas, el paquete de firmes
que presenta la calzada no se parece en nada a los espesores de firmes que
diseñaron y construyeron los romanos. A todos nos gustas que los objetos próximos
sean antiguos, muy antiguos, lo más antiguo del mundo, pero hay que ser serios
y dar a cada uno lo que es de cada uno. La calzada o cambera de los Moros, en
San Vicente del Monte, está perfectamente catalogado como medieval. Y no pasa
nada.
Puerta de Casa en Somaconcha |
Llegamos a Pesquera y nos
acercamos al edificio del Ayuntamiento. Hay una pequeña plaza y otra columna
delante. Otro miliario u otra “picota”. Las penas de picota se imponían antiguamente
y era poner a una persona a exposición pública para que todo el mundo supiera
de sus defectos. Poner en la picota. Un escarnio público de una persona. Hablábamos
de que podía haber también un apedreamiento, pero no parece que haya habido
muchos de estos casos.
La columna de Pesquera, en este sentido,
si parece una picota ya que tiene una silla de piedra sobre la que descansar el
ero.
Bueno, así seguimos y legamos a
las afueras del pueblo. El bar nos estaba esperando y el caldo de cocido para
entonar el cuerpo presente. Nos quitamos los ponchos, los chubasqueros y los
refajos y calentamos el cuerpo ye l ánimo. Eran las 12,30 del mediodía. Buena
hora.
La picota de Pesquera |
Por medio, nos encontramos con
una fuente real, en la que bebían los caminantes. Hay algún que otro abrevadero
para los animales.
También cruzamos una gran tubería
que lleva el agua a una central hidroeléctrica que aprovecha las aguas del río
Besaya y genera energía eléctrica. Hemos visto obras y que falta algún tubo en
las proximidades de la central, con lo cual suponemos que ahora está de
mantenimiento.
De esta manera llegamos a Bárcena.
Nos cambiamos de ropas, nos secamos, nos calentamos y nos comemos un buen
cocido y una bueno chuleta, ya que los más de 15 km que hemos hecho nos lo
permiten.
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