LA CALZADA "ROMANA" DE SOMACONCHA. 21.11.15




Primero de los tramos
empedrados
Habíamos quedado y no nos íbamos a quedar en casa. El sábado 21 de noviembre, después de un mes de viento sur y sin gota de agua, ha amanecido un día típico del otoño – invierno cántabro. Ha bajado la temperatura del orden de 10 grados, hace viento del nor-oeste, viento gallego al fin, y ha comenzado a llover. Tormentas, chirimiris y, en algún momento, ha caído granizo y algo de nieve.
Orto tramo empedrado,
con piedras de mayor tamaño
Bien pertrechados y pensando en hacer hambre, hemos salido de Bárcena en dirección al barrio de Pie de Concha. Carretera asfaltada sin problemas. Dentro de este barrio hay un pilar circular coronado con una cruz que dicen que era un miliario –hito kilométrico- de los existentes en la época romana. En Pesquera, arriba hay otro rematado con una silla. Me dicen que es una “picota”. Luego hablamos de ello.
En mitad del barrio hay un lugar en el que existe el cartel en el que se señala la situación del comienzo de la senda o calzada romana. Inmediatamente sales del asfalto y entras en zonas empedradas, muy húmedas, con agua corriente por nuestros pies.
Bosque con hojas. Ese es el sendero
El camino está muy irregular, pavimentado con piedras en muchos lugres de manera continua, con rocas muy resbaladizas. El camino es siempre ascendente en dirección a Pesquera. Es de destacar que las rocas del firme de la calzada son siempre resbaladizas, por lo que siempre es aconsejable hacer la caminata subiendo. Es más fácil evitar caídas y culadas incomodas.
La ruta es excepcional para hacer en un día caluroso ya que discurre por debajo de una arboleda típica de Cantabria con hayas, cajigas, avellanos… Nosotros, a pesar de la lluvia y el mal tiempo – hemos caminado a 5 – 6 grados centígrados, hemos gozado de los colores del otoño. El día es tormentoso y, en muchos momentos despeja y podemos vislumbrar algo. Seguimos ascendiendo y cruzamos por encima del ferrocarril por un puente.
Con esta ruta, siempre subiendo, llegamos al barrio de Somaconcha. Allí hay unas cuantas casas buen cuidadas, pero no hay nadie viviendo. Lo cruzamos en soledad, no sin antes parar a hacernos una fotografía del grupo. Seguimos por dentro del bosque y por la calzada.

Hay autores que opinan que la calzada no es romana. Se basan en que, entre otras cosas, el paquete de firmes que presenta la calzada no se parece en nada a los espesores de firmes que diseñaron y construyeron los romanos. A todos nos gustas que los objetos próximos sean antiguos, muy antiguos, lo más antiguo del mundo, pero hay que ser serios y dar a cada uno lo que es de cada uno. La calzada o cambera de los Moros, en San Vicente del Monte, está perfectamente catalogado como medieval. Y no pasa nada.
Puerta de Casa en Somaconcha
De esta manera seguimos caminado y pasamos por las proximidades de la iglesia o ermita de Nuestra Señora de Somaconcha. Está cerrada a cal y canto y está lloviendo, por lo que seguimos. Enseguida salimos ya de caminos y entramos en pistas asfaltadas, llegamos al punto alto y comenzamos a bajar por caminos cómodos hasta Pesquera. Aceleramos nuestro paso ya que es cuesta abajo y el firme es el de una carretera.
Llegamos a Pesquera y nos acercamos al edificio del Ayuntamiento. Hay una pequeña plaza y otra columna delante. Otro miliario u otra “picota”. Las penas de picota se imponían antiguamente y era poner a una persona a exposición pública para que todo el mundo supiera de sus defectos. Poner en la picota. Un escarnio público de una persona. Hablábamos de que podía haber también un apedreamiento, pero no parece que haya habido muchos de estos casos.
La columna de Pesquera, en este sentido, si parece una picota ya que tiene una silla de piedra sobre la que descansar el ero.
Bueno, así seguimos y legamos a las afueras del pueblo. El bar nos estaba esperando y el caldo de cocido para entonar el cuerpo presente. Nos quitamos los ponchos, los chubasqueros y los refajos y calentamos el cuerpo ye l ánimo. Eran las 12,30 del mediodía. Buena hora.
La picota de Pesquera
Seguimos caminando. Salimos a la carreta general Santander – Palencia, sin apenas tráfico ya que todo el mismo discurre por la autovía. Ahora es solo de uso local.  Caminamos por ella algo más de un kilómetro y nos introducimos en un camino, que ya es el llamado camino real. Antes de construirse la carretera, el tráfico discurría por ese camino que tiene mucho mejor aspecto que la calzada romana, aunque sin firme de losas de piedra. Ascendemos un poco para alcanzar la cota del camino y luego descenso suave y permanente, hasta llegar a Bárcena de Pie de Concha, en donde está nuestro fin de camino.
Por medio, nos encontramos con una fuente real, en la que bebían los caminantes. Hay algún que otro abrevadero para los animales.
También cruzamos una gran tubería que lleva el agua a una central hidroeléctrica que aprovecha las aguas del río Besaya y genera energía eléctrica. Hemos visto obras y que falta algún tubo en las proximidades de la central, con lo cual suponemos que ahora está de mantenimiento.

De esta manera llegamos a Bárcena. Nos cambiamos de ropas, nos secamos, nos calentamos y nos comemos un buen cocido y una bueno chuleta, ya que los más de 15 km que hemos hecho nos lo permiten.




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