RUTA
Nochebuena, Navidad, sábado, domingo, fiestas y más fiestas.
Comilonas y más comilonas. Hay que desengrasar algo y he convencido a la familia
para que me acompañen a caminar por los montes de Ucieda.
Sendero lleno de hojas |
Estamos en invierno, pero esto no es normal, hace un tiempo
magnifico. Nada de frío, 14 -16 grados. Hace mucho que no llueve, el campo está
seco, no ha barro en los caminos, vamos, una serie de condiciones que nos
incitan a salir a caminar.
Hemos ido en coche hasta un poco más arriba de la campa de Ucieda.
Hay un cruce a la orilla del río. Pasamos sobre el puente y aparcamos. Llegamos
sobre las 10 y ya está todo prácticamente ocupado. En el borde de la carretera
dejamos los coches. Comenzamos a andar por la pista en dirección hacia el
moral. Ya sabemos que a unos 3 km aparece un sendero que es la conocida ruita
de los puentes. Antes de llegar a él, nos salimos un par de veces de la pista
por atajar y pisar otro terreno diferente.
Este es uno de los puenets |
Al entrar en el sendero de los Puentes nos encontramos con
una señal advirtiendo de que había caza en el monte y… Apareció en se momento
el guarda en un todo terreno y nos lo confirmó. Avisó que no podía prohibirnos caminar
por el sendero, pero que había un cierto riesgo. La verdad es que oímos a los perros,
no vimos ningún jabalí ni corzo ni venado ni nada similar y sí oímos un
disparo. Al parecer cazaron un jabalí.
Nosotros a lo nuestro. El sendero de los puentes tiene muy
poca pendiente. Es un sendero a media ladera que recorre una serie de vaguadas.
En ellas hay puentes construidos de madera. Poco conservados, pero al menos
suficientes para soportar el peso de una persona y no tener mayores problemas.
Foto del grupo en el árbol. Falto yo |
Pasamos el primer bosque, salimos al primer claro y entramos
en otro bosque. Allí hay un roble tumbado enorme, gigantesco. Algún rayo lo
tiró hace cientos de años y él sigue viviendo. Sacó nuevo tronco vertical y
siguió siendo ser vivo. Es normal hacerse fotos con él. Han puesto un letrero pidiendo
que no nos subamos a su tronco. Eso hicimos. Respetarlo.
Las ramas del árbol caido |
Seguimos nuestro paseo, por el sendero, cruzando puente.
Creo que conté hasta 16. El bosque estaba ya sin hojas. Estamos en invierno.
Las luces no son tan claras como las que
vimos hace un mes en el haya corva. Sin embargo, me sigue gustando el lugar. Las
hojas caídas daban color ocre al suelo. Muchas, todas, castaños, hayas,
cajigas, encinas, de todo.
Casi al final del sendero, donde nos dieron las dos de la tarde
paramos a comer un bocata. En pleno invierno nos sentamos tranquilamente ene kl
suelo, estaba seco. Hace días de que no llueve y sopla el viento sur. Estos días
hay incendios en la región motivados por pirómanos y favorecidos por el viento
sur, viento seco y cálido. Grrrr
¿es un puente? |
Poco a poco nos vamos acercando a al final del sendero.
Salimos a otra pista que nos lleva en caminos descendente de nuevo hasta los
coches. Yo, como siempre suelo hacer, me he metido por el sendero adaptado en
el que hay una barandilla y unos cuantos carteles interpretativos muy sencillos
en cuanto a lo que ponen, pero perfectamente explícitos. Ves dos hojas de
encima y de roble y ves la diferencia. Ves dos huellas de jabalí y de venado y
ves las diferencias. No se escribe un texto largo que no lee nadie.
En definitiva una mañana y parte de la tarde de un domingo
de invierno aprovechada mucho mejor que con el Sillón Ball.
Que lo disfrutes.
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