Hace unos días hemos subido a la
zona del Cotero Lobos, siguiendo las pistas existentes en el monte y bajando
por otras pistas, Hoy hemos repetido la subida, pero no la bajada. Hemos bajado
por el interior del bosque, un hayedo situado al este de San Martín de Toranzo.
Raíz de haya al borde del camino. La excavaciòó para el mismo ha descubierto su estructura |
La ruta parte de este pueblo. San
Martín. Allí hemos aparcado el coche. Junto a una fuente con abrevadero.
Salimos en dirección al río Pas. Cruzamos junto a un parque con unas
impresionantes cajigas de más de 20 m de alto. Junto a ese parque hay una
bolera que las 11 de la mañana mantiene una partida con ningún público.
Al llegar al río, nos desviamos
por el caballón de contención en dirección hacia aguas arriba. Aprovechando
este caballón se ha construido y asfaltado un carril bici. Con una suave pendiente
caminamos unos dos kilómetros hasta llegar a la altura del pueblo de Vejorís.
Allí nos desviamos, nos cercamos
a esta localidad, cruzamos la carretera y nos llegamos a la Iglesia, que está
un poco en alto. Justo detrás de la iglesia está una pista afirmada, con mucha
pendiente por la que nos metemos. Despejada, sin árboles ni sombra al
principio. Mucha pendiente. Conviene subirlo por la mañana pronto y, aun con
esas sudarás.
El sendero |
La pista sube fuerte, llanea a
trozos, vuelve a subir, cruza algunos pinares y eucaliptal, incluso alguna zona
de hayedo.
Así, siguiendo la misma, subiendo,
viendo diferentes carteles señalizadores de la
senda que estamos recorriendo, llegamos hasta el punto alto de nuestra ruta.
No tiene nombre definido.
En este lugar conviene vislumbrar
los viejos árboles existentes. Allí vemos una flecha de madera que señala SAN MARTÍN
DE TORANZO. Marca un sendero que se sale de la pista que llevamos recorriendo
toda la mañana. Aquí empieza la diferencia con la ruta que habíamos hecho. Aquí
nos desviamos esperando encontrar algo mucho mejor que seguir por una pista sin
cubierta de árboles, sin más historia que vistas al valle de Toranzo y rodeado
de plantaciones de pinos que se acaban de realizar. Algunas, con dos o tres
años, ya tienen nidos de procesionaria. Una plaga.
El Bosque |
Lo dicho, por ese sendero nos
metemos y entramos en la gloria. Se trata de un sendero con mucha pendiente,
tanto o más como el camino que hemos subido, pero mucho peor afirmado.
Descendemos vertiginosamente contemplando las hayas que nos rodean, casi todas
jóvenes, pero alguna muy nudosa, fruto de los años de vida que han soportado allí.
Algún acebo, muchas cajigas, en general árboles autóctonos.
Ha sido necesario cruzar dos
veces sendos arroyos con muy poco agua. En caso de día lluvioso puede que
tengan algo más y será casi indispensable mojarse los pies. También te digo que
el lugar es muy arcilloso y, por ello, sucio y con barro. Si es una época lluviosa puedes tener
problemas para caminar, tendrás riesgos de caídas y patinazos en las fuertes pendientes.
El sendero tiene mucha pendiente,
pero está perfectamente marcado y está también señalizado. Hay múltiples
señales de pintura, rayas horizontales amarilla y blanca, que denotan que
caminamos por un sendero de pequeño recorrido, el PR-S 64. También hay bastantes postes con el símbolo de
PR-S64, con lo cual sabes perfectamente que estás en el camino y que no tienes perdida.
Llegando a San Martín, de bajada, un seto con impresionantes pasionarias |
La bajada se hace con mucha
pendiente, muy fuerte. El bastón será más que conveniente. Siguiendo el camino
llegas a la parte inferior del bosque, siempre por su interior. Seguramente podrás
ver algún venado. Yo los he visto.
De repente, sin saber cómo, se
acabó. Vas por un camino, cruzas un arroyo por encima ya que está entubado, y
sales del bosque. Se acabó. De repente. Un camino que sigues hacia abajo, una carretera
asfaltada y San Martín de Toranzo.
No he podido resistirme a hacer
unas fotografías a la pasionaria y a su flor espectacular. ¿Por qué,
naturaleza, nos muestra estas maravillas?
Que lo disfrutes.
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