Habíamos oído hablar de este
lugar y quisimos acercarnos a contemplar su belleza y los alrededores. Hay que
reseñar que no nos defraudó, aunque lo hicimos mal.
Subiendo en la placidez del bosque |
El camino dentro del bosque |
Llevábamos grabada en el GPS una
ruta que llevaba al Cotero Lobos. Hemos llegado en coche a San Martín de
Toranzo. Aparcamos cómodamente y comenzamos a caminar. Nos dirigimos hacia la
orilla del Río Pas. Allí hay construida un área recreativa aprovechando la sombra
que proporcionan unos impresionantes robles de más de treinta metros de altura.
Por la senda ciclista construida sobre el caballón de protección del río, caminamos
en sentido ascendente. Algo más de un kilómetro hasta llegar a la altura de
Vejorís. Salimos de allí, cruzamos la carretera y comenzamos a ascender.
Árboles de gran tamaño |
El hayedo, con las hojas caídas en el otoño pasado |
Enseguida el camino se introduce por praderas
y toma un fuerte sentido ascendente. Hay mucho tramo del camino hormigonado,
lo cual suele hacerse entramos con fuerte pendiente. No lo hemos medido, pero más
del 20%. Costaba mucho. La ventaja es que subes en sombra, siempre ascendente,
sin descanso.
La edad está representada en la rugosidad de la corteza |
En un momento, sin que notes la diferencia,
el camino deja de tomar tanta pendiente ascendente, se suaviza y a la vez comienza
a evolucionar a un impresionante hayedo. Hay árboles de altura inmensa. Hemos
podido contemplar un haya cuyo tronque es nudoso todo el, arrugado como la cara
de un anciano toda su vida sometido a las inclemencias del tiempo.
Por el camino, mientras andamos,
hemos podido ver en dos ocasiones a sendas venadas que, en cuanto han notado
nuestra presencia, han comenzado a correr alejándole de nosotros.
Así hemos llegado a la parte alta
de nuestra ruta. Se comienza a bajar. Aquí ha venido nuestro error. Tenemos que
señalar que todo el camino está señalizado y balizado con pinturas en piedras y
árboles y con postes definidores del camino. No tienes perdida.
En ese punto alto hay un cartel -
flecha que señala la dirección a San Martín de Toranzo, que es nuestro destino.
Ese camino se introduce por un sendero en el interior del bosque. Nosotros
hemos seguido por la pista siguiendo la ruta que llevamos marcada en dirección
a la pradera de Paramenas y en dirección al lugar denominado cotero Lobos. A
unos 100 m sales del hayedo y ya no hay más arbolado llamativo.
Hemos pasado
junto a varias plantaciones de pinos que se acaban de realizar. Se ven
plantones de 20 – 30 cm. de altura.
Sin más historia, seguimos
bajando por la pista, cuyos últimos kilómetros incluso está recientemente
asfaltada. Insisto, debíamos haber descendido por la dirección que nos señalaba
el cartel de la coronación de nuestra ruta.
Una vista del valle de Toranzo, en un día nublado |
Hay muchos caminos que te permiten
subir más arriba, a la Garita que es el pico más alto de la zona. Llegas a contemplar
la divisoria entre los valles del Pas y del Pisueña. Hoy estaba el día nublado
y no había buena visibilidad del entorno, por lo que decidimos centrarnos en el
hayedo que estábamos recorriendo.
Hemos echado en falta algo más de
sol que hubiese proporcionado esos reflejos y contraluces en el interior del
bosque. Seguramente habrá que volver en mejores momentos para esas situaciones.
Seguro que el otoño es un bien momento.
Toda nuestra ruta la hemos hecho
por pistas. El sendero que aconsejo por dentro del bosque es un sendero, sin firme
de ningún tipo, sin embargo al estar perfectamente señalizado no dudo que se
podrá caminar sin riesgo alguno.
Que lo disfrutes.
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