En el interior del hayedo |
La vida nos enseña y educa cada
día. Hemos subido al Castro Valnera acompañando a un amigo que tenía interés en
subir. Uno más. La gran diferencia es que este amigo carga, al menos desde hace
cuatro años, con otro amigo, el Sr. Parkinson. El primero tenía mucho, mucho,
mucho interés en subir. Los demás no tenemos problemas en acercarnos a la
montaña.
Hemos subido desde el Bernacho,
al sur del Castro Valnera. Para llegar hasta allí desde Santander, pasas por
Liérganes, San Roque de Riomiera, subes el puerto de Lunada y, ya bajando,
existe un camino para acceso con coche que te acerca al punto de Salida. Hay un
cartel de madera en la carretera que señala el lugar.
El valle del Bernacho |
Al comenzar a caminar te metes en
un hayedo, como todos, encantador. Árboles relativamente jóvenes y de gran
porte, más de 20 m de alto, que nos ofrecen su sombra. Acogido con ella,
comenzamos a caminar y a la vez a ascender. Siempre hacia arriba. Sales del
hayedo al sol de la mañana y vuelves a entrar otro pedazo. El camino es cómodo
y a la vez cansado. Hay que ascender.
Cuando sales del bosque vez
arriba un collado que es nuestra meta inicial. Está a unos 400 m más alto que
el punto de salida de nuestra marca de salida. Es ya algo más de la mitad de lo
que hay que ascender hoy. Desde el Bernacho nos ha llevado casi una hora, incluido
el Sr. Parkinson.
Ese collado es como una silla de montar,
que una parte cae hacia el Bernacho y otra cae hacia la Vega de Pas. Hoy no se
ve ya que está cubierto por nubes. Esta situación nos provoca un ¡OH! de admiración
ya que el mar nubes que se presenta a nuestros pies es espectacular. A este
collado llega otro sendero que trae a los caminantes que acceden desde el
puerto de las estacas de Trueba. Otra forma de acceder aquí.
Mirando hacia Vega de Pas |
Por donde debiera estar el asa de
la silla montar, a mano derecha en nuestro sentido de la marcha, está un farallón
de roca que debemos subir. Hay que
localizar el lugar pero no es problemático ya que hay un sendero que te lleva
sin problemas a la grieta del farallón por donde ascender. Un poco de trepa entre dos paredes de roca que te ofrecen
seguridad.
Cruzando una cueva |
Pasado este lugar vemos dos
senderos: uno que sigue ascendiendo poco a poco y otro que sube bruscamente. Da
lo mismo, todos los caminos llevan a Roma, que ahora es el Castro Valnera.
Esos caminos poco a poco van
desapareciendo y caminas por donde puedes. Hay un monte muy bajo de brezos por
el que vas a tener que cruzar. De vez en cuando parece que hay un sendero, que
es como el Guadiana: aparece y desaparece. No te preocupa ya que el Valnera, la
cima, ya se aprecia enfrente.
La subida final es por el este
del pico. Tenemos que bordearle entero por el sur. Hay una zona de una roca
lisa, limpia, sin vegetación, con caída hacia el Bernacho y con algunos
apilamientos de piedras, de los que usan los senderistas y montañeros para
marcar el camino. Siguiendo estos montículos llegamos al sendero que nos acceso
por el oeste al Valnera. Aquí nos juntamos con el sendero que provine del Portillo
de Lunada y de la Estación de Sky de Lunada, pasando por el Pico de la Miel.
El Castro Valnerea, Nuestra meta |
El acceso final tiene mucha
pendiente y, en algún momento, hay que ayudarse de las manos y trepar algo. No
es complicado, pero desde luego no aconsejable para personas con vértigo.
Mirando al Pas |
El premio es la cumbre. Poder
disfrutar del esfuerzo hecho, poder beber de la bota, compartir la experiencia
por wassapp o por Facebook (milagrosamente o por efecto de la técnica hay
cobertura) y sobre todo contemplar el paisaje. Las vistas al horizonte hoy no
son espectaculares. Hay nubes bajas en dirección a Cantabria y no se aprecia la
costa. Sin embargo los valles cercanos, algunos envueltos en nubes y otros con
nubes asiladas tienen su encanto. La pared de roca cercana es impresionante. La
fotografía que siempre hago en este lugar llama siempre la atención. En Facebook
consigue multitud de “me gusta”.
Tras comer un poco, iniciamos el
descenso. Hay otros caminos que nos llevan al Bernacho. Alguna vez los hemos hecho
pero nos hemos despistado y hemos acabado
cruzando entre escajos y destrozándonos las piernas. Hemos preferido bajar por
el mismo camino de subida
Por cierto, si sigues la ruta
marcada, vas a cruzar por el interior de una cueva. La erosión ha creado ese
tubo por el que se cruza. Puedes pasar por otros lugares, es simplemente una
curiosidad.
Tampoco tiene más historia.
Que lo disfrutes.
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