CASTRO VALNERA. 28.07.16




En el interior del hayedo

La vida nos enseña y educa cada día. Hemos subido al Castro Valnera acompañando a un amigo que tenía interés en subir. Uno más. La gran diferencia es que este amigo carga, al menos desde hace cuatro años, con otro amigo, el Sr. Parkinson. El primero tenía mucho, mucho, mucho interés en subir. Los demás no tenemos problemas en acercarnos a la montaña.
Hemos subido desde el Bernacho, al sur del Castro Valnera. Para llegar hasta allí desde Santander, pasas por Liérganes, San Roque de Riomiera, subes el puerto de Lunada y, ya bajando, existe un camino para acceso con coche que te acerca al punto de Salida. Hay un cartel de madera en la carretera que señala el lugar.
El valle del Bernacho
Al comenzar a caminar te metes en un hayedo, como todos, encantador. Árboles relativamente jóvenes y de gran porte, más de 20 m de alto, que nos ofrecen su sombra. Acogido con ella, comenzamos a caminar y a la vez a ascender. Siempre hacia arriba. Sales del hayedo al sol de la mañana y vuelves a entrar otro pedazo. El camino es cómodo y a la vez cansado. Hay que ascender.
Cuando sales del bosque vez arriba un collado que es nuestra meta inicial. Está a unos 400 m más alto que el punto de salida de nuestra marca de salida. Es ya algo más de la mitad de lo que hay que ascender hoy. Desde el Bernacho nos ha llevado casi una hora, incluido el Sr. Parkinson.
Ese collado es como una silla de montar, que una parte cae hacia el Bernacho y otra cae hacia la Vega de Pas. Hoy no se ve ya que está cubierto por nubes. Esta situación nos provoca un ¡OH! de admiración ya que el mar nubes que se presenta a nuestros pies es espectacular. A este collado llega otro sendero que trae a los caminantes que acceden desde el puerto de las estacas de Trueba. Otra forma de acceder aquí.
Mirando hacia Vega de Pas
Por donde debiera estar el asa de la silla montar, a mano derecha en nuestro sentido de la marcha, está un farallón  de roca que debemos subir. Hay que localizar el lugar pero no es problemático ya que hay un sendero que te lleva sin problemas a la grieta del farallón por donde ascender. Un poco  de trepa entre dos paredes de roca que te ofrecen seguridad.
Cruzando una cueva
Pasado este lugar vemos dos senderos: uno que sigue ascendiendo poco a poco y otro que sube bruscamente. Da lo mismo, todos los caminos llevan a Roma, que ahora es el Castro Valnera.
Esos caminos poco a poco van desapareciendo y caminas por donde puedes. Hay un monte muy bajo de brezos por el que vas a tener que cruzar. De vez en cuando parece que hay un sendero, que es como el Guadiana: aparece y desaparece. No te preocupa ya que el Valnera, la cima, ya se aprecia enfrente.
La subida final es por el este del pico. Tenemos que bordearle entero por el sur. Hay una zona de una roca lisa, limpia, sin vegetación, con caída hacia el Bernacho y con algunos apilamientos de piedras, de los que usan los senderistas y montañeros para marcar el camino. Siguiendo estos montículos llegamos al sendero que nos acceso por el oeste al Valnera. Aquí nos juntamos con el sendero que provine del Portillo de Lunada y de la Estación de Sky de Lunada, pasando por el Pico de la Miel.
El Castro Valnerea, Nuestra meta
El acceso final tiene mucha pendiente y, en algún momento, hay que ayudarse de las manos y trepar algo. No es complicado, pero desde luego no aconsejable para personas con vértigo.
Mirando al Pas 
El premio es la cumbre. Poder disfrutar del esfuerzo hecho, poder beber de la bota, compartir la experiencia por wassapp o por Facebook (milagrosamente o por efecto de la técnica hay cobertura) y sobre todo contemplar el paisaje. Las vistas al horizonte hoy no son espectaculares. Hay nubes bajas en dirección a Cantabria y no se aprecia la costa. Sin embargo los valles cercanos, algunos envueltos en nubes y otros con nubes asiladas tienen su encanto. La pared de roca cercana es impresionante. La fotografía que siempre hago en este lugar llama siempre la atención. En Facebook consigue multitud de “me gusta”.
Tras comer un poco, iniciamos el descenso. Hay otros caminos que nos llevan al Bernacho. Alguna vez los hemos hecho pero nos hemos despistado  y hemos acabado cruzando entre escajos y destrozándonos las piernas. Hemos preferido bajar por el mismo camino de subida
Por cierto, si sigues la ruta marcada, vas a cruzar por el interior de una cueva. La erosión ha creado ese tubo por el que se cruza. Puedes pasar por otros lugares, es simplemente una curiosidad.
Tampoco tiene más historia.
Que lo disfrutes.

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