ELINES Y LA LORA. 19.11.16

FOTOS:

RUTA:

Por la orilla del Ebro
Hoy nos queremos dar un paseo por el sur de la región, sin salirnos de ella, en el valle de Valderredible. Nos hemos acercado a Villaescusa de Ebro para desde allí comenzar a caminar.
Tras ponernos los equipos, salimos por la orilla del río en dirección ascendente por el GR99, el Gran Sendero del Ebro. Lo caminamos hasta San Martín de Elines.
Este primer tramo lo hemos hecho embebidos en la niebla que llenaba esa parte del valle. Es un camino de conexión entre ambos pueblos: Villaescusa y San Martín de Elines. Lo cierto es que, ni con mucho, esperaba un momento tan espectacular. Estamos en pleno otoño, casi al final. Todavía hay muchas hojas en los árboles de colores amarillos, rojos, granates, ocres,… Siempre piensas que con la luz clara del sol, limpia, a contraluz, aprecias mejor estos tonos. La verdad es que el día nublado no ha permitido disfrutar mucho lo indecible de estos colores hoy. Pensaba en un tramo aburrido y ha sido el mejor tramo de toda la mañana.
La colegiata emerge
entre la niebla
Al llegar a San Martín de Elines, cruzamos el pueblo por la orilla del río y llegamos a la colegiata románica. Todavía había niebla y su torre circular emergía entre ella. Nos sigue molestando para contemplar la colegiata la casa del cura. ¡¡¡Qué le vamos a hacer!!!
Aunque era pronto hemos aprovechado para comer el aperitivo de media mañana. Reponer fuerzas para subir la cuesta que nos llega ahora, de unos 2 km, que nos lleva hasta la Lora, la meseta elevada sobre el fondo del valle del río Ebro.
Cuando coronamos, la niebla ha desaparecida y no pudimos contemplar ese maravilloso espectáculo  que es un mar de nubes. Ya está despejado luce el sol y caminamos por el borde del acantilado. Nos dirigimos hacia la torre de un repetidor que se ve a unos 800 m. La vegetación de la meseta es escasa, muy poca. Algunas encinas enanas, hierba muy rala, algún espino,…
Osario de las reses dejadas para alimento
de los buitres
Cuando nos acercamos al borde el acantilado, en la pared del mismo, contemplamos un bosque de hayas, cajigas, castaños, espinos, en pleno otoño con sus colores propios. Pero en cuanto se corona la meseta de la Lora, la vegetación se resume. No hay sustrato y los vientos, como norma general,  son molestos. En lontananza se ven algunos aerogeneradores. En la provincia de Burgos se puede instalar, en Cantabria no.
Bosque a media ladera. hay cacería de jabalíes
Al legar al repetidor nos dio miedo seguir por la misma cresta del acantilado. No estaba muy marcado el sendero y, lo poco que se vislumbra, da la sensación de peligrosidad. Hemos preferido huir recortando. Vamos recorriendo o el terreno buscando el descenso a Villaescusa de Ebro por El Tobazo.
Tenemos que cruzar dos valles internos de la Lora que desaguan en el Ebro pero que no son los nuestros. Caminábamos a campo través, sin ningún problema. Superficies duras con piedras y algo de vegetación, sin grandes desniveles lo que permite caminar sin riesgo alguno, se ve ningún animal. Algún que otro insecto se ha dejado fotografiar.
La surgencia de El Tobazo. Hoy seca
Al final llegamos a la vaguada que desciende hacia el Tobazo y comenzamos por el sendero, algo marcado, de la margen izquierda del valle de descenso.
Las surgencias y manantiales de El Tobazo están en la margen derecha del valle por lo que hay que buscar el cruce y descender. Al final encontramos un paso, que está complicado  y tiene cierta dificultad para guarda el equilibrio. Tal es así que en un tramo se ha instalado una cuerda de acero recubierta de plástico. Se la ve reciente. Esa cuerda te da una cierta seguridad, ya que no garantía. Ya digo, ese tramo de descenso PELIGROSO.
El valle del Ebro, entrando en los cañones
Llegamos a la zona del Tobazo y nos acercamos al manantial que en su día dio agua para regadíos. Hoy no se utiliza. Sigue manando agua en el momento actual. Sin embargo, la cascada de toba, la conocida por El Tobazo, está seca. No tenemos el gran espectáculo que nos proporciona la naturaleza.
Ya en esta situación, buscamos el sendero de descenso. Vemos alguna cueva más creada por la naturaleza. En este caso, las cuevas no se han formado por erosión sino por sedimentación o cementación de los solutos que lleva el agua que ha cruzado las masas de roca caliza de la Lora.
El suelo de la chopera tapizado de hojas
El descenso hasta Villaescusa de Ebro se hace por el bosque de árboles autóctonos del que antes hemos hecho referencia que se aprecia a media ladera. Hayas, robles, cajigas, espinos y al final en el borde del río chopos. Hay que destacar que la chopera del final estaba  tapizada con las  hojas casi verdes que habían caída los árboles.
En definitiva una marcha corta, de unos 1 km con varios ambientes para gozar de la naturaleza y de la compañía.

Que lo disfrutes

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