Esta ruta es una clásica en las
rutas en los extremos del Parque natural Saja Besaya que no conocía. La verdad
es que ha sido un recorrido por bosques maravilloso.
El acceso es desde la carretera
de Unquera a Potes. Una vez pasado el pueblo de la Hermida, en dirección a
Potes, a unos 4 km. hay un refugio de autobús construido con ladrillo y hormigón
y con una superficie importante que permite el aparcamiento de media docena de
coches. Allí dejamos nuestro vehículo. Tras calzarnos y prepararnos, cruzamos
la carretera y, junto a un desagüe de un arroyo, aparece el sendero con un
cartel anunciador de la ruta de ascensión hasta Cicera.
Camino de Subida |
El sendero comienza a subir, siempre
ascendente y sin duda de cuál es
recorrido. Piedras y rocas nos jalonan en todo momento, Si el suelo está húmedo
puede ser delicado ya que las piedras calizas, muy pulidas por el paso de los
caminantes, pueden resbalar.
De esta manera seguimos subiendo.
Nos metemos dentro de un bosquete bajo –las rocas no dejan crecer mucho las
raíces y la vegetación- hasta que llegamos a interseccionarnos con un ramal del
Camino lebaniego. Es el camino entre Cicera y Lebeña que pasa por la Canal de
Los Francos.
Las ruedas hidráulicas del molino |
Es de destacar en esta ruta que
la parte inferior de la misma es por roca caliza. Hay poca vegetación. Según se
asciende, aparecen unas estratificaciones rojizas de areniscas, que se han
descompuesto con mayor facilidad y que han permitido la formación de tierras y
suelos y con ello la existencia de mayor cantidad de vegetación. Esa situación
permite que el bosque sea más frondoso.
Por dentro del bosque, y siempre
dejando a la izquierda el río o riega de Cicera, llegamos a acercarnos a los
prados de este pueblo. La fuerte pendiente se suaviza y se comienzan a formar
superficies más planas, menos pendiente, lo que permite la existencia de prados
y la presencia de una población que vive
en torno a esos prados.
Casa perfectamente orientada al sur |
Llegamos a Cicera y cruzamos la
riega. Paseamos viendo algunas de las casas, entre ellas un molino en que aún está en posible funcionamiento. El
canal de llegada, el rodete, el canal de salida está en perfecto estado. El
agua llega hasta el mismo desvío de entrada. Si se mete agua, el rodete girará.
Buen, tras cruzar el pueblo,
pasamos por prados en dirección a la llamada Bolera de los Moros. Se trata de
un sendero ascendente, en algún momento se camina por la carretera de acceso.
Por el camino también está la ermita de santa Catalina, a la afueras de Cicera,
que debe ser la ermita en donde se celebra la romería y fiesta del pueblo.
Vista desde el mirador de Santa Catalina |
Cruzando un bosque de robles
pequeños, castaños y hayas, se llega a
una cima, el mirador de Santa Catalina. Este es un lugar desde el que se vislumbre
el desfiladero de la Hermida de manera espectacular. Vemos por el norte la
Hermida y Urdón. Por el oeste se ve Tresviso y Bejes y la carretera que lleva a
Sores, se observa también el collado Pelea. Hacia el sur se ve Potes, Lebeña,
los Picos… Un día despejado, como el que nosotros disfrutamos, es una gozada
pararse en ese mirador para contemplar los parajes.
Han construido un mirador que
vuela sobre el acantilado, que, en algún momento da miedo situarse sobre él.
En ese lugar está el lugar que se
encuentra la denominada Bolera de los Moros. La verdad es que se trata del
patio de armas, que tiene la forma de una bolera, de un antiguo castillo de
vigilancia, del que ya no queda resto alguno. El lugar es una atalaya
excepcional, por lo que no es de extrañar que en la época de la reconquista
sirviese de castillo de vigilancia para controlar las incursiones de los
enemigos.
Hemos subido cruzando el bosque y
bajado por la carretera con menos pendiente hasta llegar a un camino lateral en
el que hay un cartel con el texto COLLADO DE HOZARCO y RUTA DE LAS AGÜERAS. Por
él nos hemos metido, siempre por dentro del bosque. Hay muchos senderos o
caminos que dan la sensación de que se han construido para la extracción de
maderas del monte. Da lo mismo uno que otro, todos descienden en dirección a la
carretera. Vamos por la orilla de otra riega o arroyo que desciende hacia el
río dominante, el Deva.
Resto de antigua edificación |
Por todo ese bosque hay muchos
castaños y estamos en época de recolección, Hemos apañado del suelo muchas castañas
que estaban ya en sazón.
El descenso es siempre por dentro
del bosque. Más corto que el ascenso, lo cual nos conduce abajo con mayor pendiente.
Te cansas de bajar, pero no tiene perdida alguna, Siempre abajo. El bosque en
otoño, en día despejado con luz del sol es llamativo por los colores de las
hojas ocres y rocas. Pero no nos engañemos, es siempre un suelo húmedo.
Nos parece por el camino algún
cartel con el texto de NAVEDO, que es el pueblo que se sitúa prácticamente al
final de la ruta. Bajamos y bajamos por ahí hasta ese pueblo. No llegamos a pasar
por él. Se sitúa en la margen derecha de la riega y nosotros bajamos por la
Izquierda. Se ve cruzando la misma que tiene cierta profundidad y que tampoco
nos ofrece nada en particular. Seguimos por nuestro camino.
Por el camino, vemos varias
cabañas construidas con la tecnología de piedra
en seco, ya sin cubierta ni nada. Solo restos de paredes. Son varios y
los interpretamos como lugares en los que se depositaban las castañas para su
almacenamiento temporal mientras se recolecta el bosque entero.
Erizo de castañas abierto, mostrando su exquisito manjar contenido |
Así poco a poco llegamos al final
de nuestro camino que vuelve a ser la carretera Unquera Potes, un kilómetro más
abajo del lugar de origen. Antes de llegar, vemos alguna construcción, En primer
lugar perece que es un puente destruid, parecen los estribos de él. No se trata
de eso. Es una antigua presa para un desvío del agua a una mini central
eléctrica que luego vemos más abajo. S
observa una plataforma en la que hubo de situarse el tubo de presión de llega
de al agua a la central. Medio metido en una abrigo, ya que no llega a la condición
de cueva, hubo de estar situada la central. Se
observan dos desagües, por lo que hubo dos grupos de generación. Leyendo
después nos enteramos de que la casa que hay allí ahora se trata de una casa
construida a posteriori, una vez desmontada la central. Esa casa la emplea
ahora alguna de las empresas que realizan excursiones de barranquismo por la
zona. Deben meterse con los clientes por esa riega a descender el barranco
metidos en el agua.
Así, de esta manera llegamos a la
carretera. Ahora sí. Hemos dejado las mochilas y parte del grupo, y otras dos
personas, hemos ido a recoger la furgoneta que habíamos dejado aparcada
carretera adelante. Vamos dos por ser más visibles ya que es un tramo de
carretera con mucho tráfico, estrecho y con trazado de poca visibilidad. Nos
vestimos con ropas muy visibles tratando de forzar que seamos visibles y que
los coches que circulan disminuyan su velocidad en nuestra proximidad. Es
peligroso caminar por esa carretera.
Espero que lo disfrutes.
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