RUTA DE LAS AGÜERAS, 22.10.16





Esta ruta es una clásica en las rutas en los extremos del Parque natural Saja Besaya que no conocía. La verdad es que ha sido un recorrido por bosques maravilloso.
El acceso es desde la carretera de Unquera a Potes. Una vez pasado el pueblo de la Hermida, en dirección a Potes, a unos 4 km. hay un refugio de autobús construido con ladrillo y hormigón y con una superficie importante que permite el aparcamiento de media docena de coches. Allí dejamos nuestro vehículo. Tras calzarnos y prepararnos, cruzamos la carretera y, junto a un desagüe de un arroyo, aparece el sendero con un cartel anunciador de la ruta de ascensión hasta Cicera.
Camino de Subida
El sendero comienza a subir, siempre ascendente y sin  duda de cuál es recorrido. Piedras y rocas nos jalonan en todo momento, Si el suelo está húmedo puede ser delicado ya que las piedras calizas, muy pulidas por el paso de los caminantes, pueden resbalar.
De esta manera seguimos subiendo. Nos metemos dentro de un bosquete bajo –las rocas no dejan crecer mucho las raíces y la vegetación- hasta que llegamos a interseccionarnos con un ramal del Camino lebaniego. Es el camino entre Cicera y Lebeña que pasa por la Canal de Los Francos.
Las ruedas hidráulicas del molino
Es de destacar en esta ruta que la parte inferior de la misma es por roca caliza. Hay poca vegetación. Según se asciende, aparecen unas estratificaciones rojizas de areniscas, que se han descompuesto con mayor facilidad y que han permitido la formación de tierras y suelos y con ello la existencia de mayor cantidad de vegetación. Esa situación permite que el bosque sea más frondoso.
Por dentro del bosque, y siempre dejando a la izquierda el río o riega de Cicera, llegamos a acercarnos a los prados de este pueblo. La fuerte pendiente se suaviza y se comienzan a formar superficies más planas, menos pendiente, lo que permite la existencia de prados y la presencia de una  población que vive en torno a esos prados.
Casa perfectamente orientada al sur
Llegamos a Cicera y cruzamos la riega. Paseamos viendo algunas de las casas, entre ellas un molino en  que aún está en posible funcionamiento. El canal de llegada, el rodete, el canal de salida está en perfecto estado. El agua llega hasta el mismo desvío de entrada. Si se mete agua, el rodete girará.
Buen, tras cruzar el pueblo, pasamos por prados en dirección a la llamada Bolera de los Moros. Se trata de un sendero ascendente, en algún momento se camina por la carretera de acceso. Por el camino también está la ermita de santa Catalina, a la afueras de Cicera, que debe ser la ermita en donde se celebra la romería y fiesta del pueblo.
Vista desde el mirador de
Santa Catalina
Cruzando un bosque de robles pequeños, castaños  y hayas, se llega a una cima, el mirador de Santa Catalina. Este es un lugar desde el que se vislumbre el desfiladero de la Hermida de manera espectacular. Vemos por el norte la Hermida y Urdón. Por el oeste se ve Tresviso y Bejes y la carretera que lleva a Sores, se observa también el collado Pelea. Hacia el sur se ve Potes, Lebeña, los Picos… Un día despejado, como el que nosotros disfrutamos, es una gozada pararse en ese mirador para contemplar los parajes.
Han construido un mirador que vuela sobre el acantilado, que, en algún momento da miedo situarse sobre él.
En ese lugar está el lugar que se encuentra la denominada Bolera de los Moros. La verdad es que se trata del patio de armas, que tiene la forma de una bolera, de un antiguo castillo de vigilancia, del que ya no queda resto alguno. El lugar es una atalaya excepcional, por lo que no es de extrañar que en la época de la reconquista sirviese de castillo de vigilancia para controlar las incursiones de los enemigos.
Hemos subido cruzando el bosque y bajado por la carretera con menos pendiente hasta llegar a un camino lateral en el que hay un cartel con el texto COLLADO DE HOZARCO y RUTA DE LAS AGÜERAS. Por él nos hemos metido, siempre por dentro del bosque. Hay muchos senderos o caminos que dan la sensación de que se han construido para la extracción de maderas del monte. Da lo mismo uno que otro, todos descienden en dirección a la carretera. Vamos por la orilla de otra riega o arroyo que desciende hacia el río dominante, el Deva.
Resto de antigua edificación
Por todo ese bosque hay muchos castaños y estamos en época de recolección, Hemos apañado del suelo muchas castañas que estaban ya en sazón.
El descenso es siempre por dentro del bosque. Más corto que el ascenso, lo cual nos conduce abajo con mayor pendiente. Te cansas de bajar, pero no tiene perdida alguna, Siempre abajo. El bosque en otoño, en día despejado con luz del sol es llamativo por los colores de las hojas ocres y rocas. Pero no nos engañemos, es siempre un suelo húmedo.
Nos parece por el camino algún cartel con el texto de NAVEDO, que es el pueblo que se sitúa prácticamente al final de la ruta. Bajamos y bajamos por ahí hasta ese pueblo. No llegamos a pasar por él. Se sitúa en la margen derecha de la riega y nosotros bajamos por la Izquierda. Se ve cruzando la misma que tiene cierta profundidad y que tampoco nos ofrece nada en particular. Seguimos por nuestro camino.
Por el camino, vemos varias cabañas construidas con la tecnología de piedra  en seco, ya sin cubierta ni nada. Solo restos de paredes. Son varios y los interpretamos como lugares en los que se depositaban las castañas para su almacenamiento temporal mientras se recolecta el bosque entero.
Erizo de castañas abierto, mostrando su exquisito
manjar contenido
Así poco a poco llegamos al final de nuestro camino que vuelve a ser la carretera Unquera Potes, un kilómetro más abajo del lugar de origen. Antes de llegar, vemos alguna construcción, En primer lugar perece que es un puente destruid, parecen los estribos de él. No se trata de eso. Es una antigua presa para un desvío del agua a una mini central eléctrica que  luego vemos más abajo. S observa una plataforma en la que hubo de situarse el tubo de presión de llega de al agua a la central. Medio metido en una abrigo, ya que no llega a la condición de cueva, hubo de estar situada la central. Se  observan dos desagües, por lo que hubo dos grupos de generación. Leyendo después nos enteramos de que la casa que hay allí ahora se trata de una casa construida a posteriori, una vez desmontada la central. Esa casa la emplea ahora alguna de las empresas que realizan excursiones de barranquismo por la zona. Deben meterse con los clientes por esa riega a descender el barranco metidos en el agua.
Así, de esta manera llegamos a la carretera. Ahora sí. Hemos dejado las mochilas y parte del grupo, y otras dos personas, hemos ido a recoger la furgoneta que habíamos dejado aparcada carretera adelante. Vamos dos por ser más visibles ya que es un tramo de carretera con mucho tráfico, estrecho y con trazado de poca visibilidad. Nos vestimos con ropas muy visibles tratando de forzar que seamos visibles y que los coches que circulan disminuyan su velocidad en nuestra proximidad. Es peligroso caminar por esa carretera.
Espero que lo disfrutes.


Comentarios