RUTA
FOTOS
Esta mañana hemos dado la vuelta
al Buciero. Es una ruta para hacer en 3-4 horas, sin excesivo desnivel, wikiloc
dice que 400 m acumulados, y de unos 11 km. de distancia.
Se comienza a caminar subiendo
por detrás del edificio del patronado militar, en dirección al fuerte de Napoleón
que mira a Laredo. Puedes subir desde el pasaje por una escalera que existe. Allí
contemplamos la vista del puntal, de Laredo, del Cantábrico y de la ría de Colindres y seguimos caminando.
Llegando al mirador sobre el faro del Caballo |
Nos metemos por una senda que es una
pista ya que se aprecia que algún
vehículo todo terreno sube por allí. Hay viviendas por el camino que
tienen que acceder por ese lugar.
A mitad de camino de la subida,
que es fácil y asequible, vemos señales y direcciones que nos señalan un
sendero por el que se puede ascender al punto del Buciero. No es nuestra intención
por lo que seguimos adelante. Suelo con rocas y con tierra que hace cómodo el
caminar. No obstante, hay cierto peligro para los que tengan vértigo que ya
que, en algún momento, el camino se asoma el mar Cantábrico desde una altura de
más de 100 m.
El faro del Caballo. ¿Bajamos? |
Así caminando llegamos a un
cruce: cuatro caminos. A la derecha bajamos hacia el faro del Caballo. Es
visita que hay que hacer. A la izquierda cruza el monte con poca pendiente hasta
el fuerte de Napoleón que está en alto sobre la ría. De frente se sigue hacia
el faro del Pescador.
Nosotros andamos unos 100 m.
hasta llegar a las escaleras que bajan al faro del Caballo. Hay un cartel que
informa que el descenso está prohibido por riesgo de desprendimientos. No era nuestra
intención descender, pero sí asomarnos. Vemos la bajada vertiginosa, con
escalones de un gran desnivel entre casa peldaño. El cartel pone que 700
escalones. No lo intentamos. Este verano volveremos con intención de descender.
La carreta que nos sacó del faro del Pescador |
Sí nos asomamos a un mirador que
hay a la derecha. Es una superficie plana con unas barandillas y un pretil de
roca natural. Hay que asomarse por encima de la roca para vislumbrar la magnífica
vista del faro. Como es normal, nos asomamos e hicimos la consabida fotografía.
Nos volvemos a “cuatro caminos” y
seguimos caminando hacia el faro del Pescador. El camino se hace más estrecho y
se mete cada vez más en el bosque de sauces, encinas y vegetación de poco
porte. Nos cruzamos con algunas personas corriendo y con otros en bici de
montaña.
Los últimos metros llegando al
faro del Pescador son de cierto peligro y es una pena que estén tan descuidadas
las protecciones existentes. El sendero sube y baja con mucha pendiente, a
media ladera, sin que haya un lugar claro en el que pisar. Hay colocadas unas cuerdas
que te sirven de barandilla, amarrada a arboles y estacas de madera. Se mueve
demasiado y te obliga a seleccionar con precisión el lugar en el que pisas. Si el suelo está húmedo puede
ser deslizante ya que hay mucho barro. Son unos 200 m de longitud de camino, delicados
y, en cierto modo, peligrosos.
Desde la carretera, bajando Santoña, contemplamos la ría de Colindres y el Puntal de Laredo |
Así llegamos al faro el pescador.
Hay una carretera asfaltada que muere allí y que viene del barrio de El Dueso.
Por esa carretera seguimos hasta llegar allí. Pendiente suave que nos permite,
al final de ella, contemplar la Playa de
Berria y los patios del penal de El Dueso.
A mitad de este barrio, hay un
camino hormigonado que nos lleva al Fuerte de Napoleón. Por él nos metemos, con
tramos de fuerte pendiente. Hoy no hace
sol, pero en días soleados tiene que hacer mucho calor en ese camino. Por el
llegamos hasta el fuerte de Napoleón. Está cerrado al público. Solo vemos los muros
de alrededor. Se trata de un lugar de vigía de las marismas – que no deja de
ser la llegada a Santoña por tierra- y, según dice un cartel allí instalado, la
vigía de un fuerte que existía en el lugar en que hoy se sitúa el Penal de El
Dueso.
Desde allí, ya solo nos queda
bajar hacia Santoña de nuevo. Es un camino asfaltado que se camina con
facilidad. Incuso vimos varios coches aparcados junto al fuerte y vimos un
coche subiendo allí. El acceso es válido para cualquier vehículo.
Llegamos así al punto de partida
a disfrutar de unas ricas anchoas de Santoña y una cerveza con limón, manjares
de dioses en estas circunstancias.
Que lo disfrutes.
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