SIERRA DE MIJEDO - EL BRUSCO. 07.12.19





Pensábamos que la ruta de hoy era facilita. 10 km, 300 m de desnivel, tramos con pistas, tramos en playa, no se le ve nada raro. Pero había picotazo.
Hemos salido del pueblo de Helguera, en Noja. Allí, donde puedas, aparcas y comenzamos. Al principio es muy fácil, vas por la carretera de acceso a este pueblo y que sale directamente desde la carretera autonómica  y que bordea las marismas de Victoria.
Nos hemos acercado un poco al antiguo molido de historia, hoy restaurado pero estaba cerrado.  Según publican abre los domingos de 10 a 15. Supongo que un puente como este esté abierto en ese horario.
Enseguida de pasar el molino y pasar la carretera que cruza la marisma hacia Noja, nos metemos a la izquierda y comenzamos a subir. Se trata de una pista que da acceso a algunas viviendas y explotaciones agrarias. Es para subir en todo terreno. Un coche son tracción no sube. Pero las piernas de los viandantes si lo hacen.
Marismas de Santoña
La subida es fuerte de pendiente. La media es del 12% para llegar al primer pico. Se trata del vértice geodésico el Brusco. Hasta aquí dura por la subida fuerte, pero asequible. Es agradable la vista de la villa de Noja y al fondo la villa de Isla en el barrio d Quejo.
A partir de aquí comenzó el pequeño calvario. Nos dirigimos, siguiendo la cresta de la sierra y siempre envuelta en el bosque  - primero eucaliptos y liego encinas, hacia el segundo de los `picos o cimas de la cresta: Miravalles.
Playa de Trengandín
Hubo dos “picotazos” el primero una prueba deportiva que recorría el monte con 300  corredores corriendo por allí. Ello hizo a que el suelo se pusiera peor. El segundo de los “·picotazos” es que el suelo ya estaba mal de naturaleza. Se trata de arcillas y con muchos tramos de fuerte pendiente lo que hace que caminar sea difícil por el riesgo a caerte. Los bastones nos han ayudado mucho y también nos ayudas los árboles y sus quimas que nos han permitido agarrarlos a ellos tanto para subir como para bajar.
Playa de Berria
Lo que si hay que citar es que toda la ruta está marcada con putos y flechas de pintura roja, lo cual hace que perderse sea difícil. El sendero, en general está muy marcado por el uso y, aunque hay muchas vueltas y revueltas, se sigue.
La Mar, la Montaña y el Buciero
Al llegar a Miravalles ya gozamos de una mucha mejor vista de Noja y de la Playa de Trengandín, y asomó ya un poco la marisma de Santoña. Estamos en Diciembre y el sol no sube ya tanto, con lo que las fotos son a contraluz con reflejos en el agua. Bastante llamativas.
Aquí, en la cumbre de Miravalles, hay que salirse un poco del camino y buscar la manera de llegar a la cima. Hay muchas erosiones en la roca caliza lo cual hace que caminar sea un poco peligroso pero no imposible. Suben los perros con lo cual no hay rocas afiladas. 
Lo bueno es que pegaba el sol de las 11,30 de la mañana y nos vino muy bien para tomar el aperitivo que viajaba en la mochila, bota incluida.
La bajada de Miravalles hacia un collado otra vez algo complicada por los suelos resbaladizos. Despacio y con ciadas, es lo que nos tocó sufrir.
En el collado entre  Miravalles y el siguiente, cueto Cabrero, hay salida tanto a la playa de Trengandín como al pueblo de Argoños, por si alguien no quiere seguir la ruta. No es nuestro caso.
Con dureza por ser la tercera ascensión, nos llegamos por el sendero hasta el citado Cueto Cabrero. Allí hay unos restos de un fuerte de la época de Napoleón. El vigilante de la carreta que estaba allí nos contó un  poco la historia. Al parecer 18 franceses hicieron más 100 bajas en las dos brigadas, una Cantabria y otra vasca, que quisieron tomar el punto. Al final cayó la fortaleza y hay un collado que llaman de a oración ya que allí dejaron rezar a los franceses que quedaron y fueron lo que fueron.
Setas de otoño
Desde allí volvemos a tener vistas de la playa de Trengandín y ahora mucho mejor de las marismas de Santoña y del Buciero, que preside la bahía. Se observa perfectamente el puntal de Laredo y la ría del Asón hacia su interior.  Mirando hacia el oeste vislumbramos las montañas nevadas. A la izquierda vemos la Sierra del Cordel y el Tres Mares, en el centro aparece el macizo oriental de Picos de Europa y a la derecha Peñasagra. Un lujo de vistas con las que no contábamos y que nos han alegrado la visión. Merece la pena el lugar.
Bueno, pues salimos del fuerte de la época de Napoleón y comenzó el siguiente picotazo, El descenso es infernal. Mucho barro, muy deslizante y además algún que otro corredor por ahí. Hay al menos dos tramos con cuerdas para ayudarte a subir o bajar como es nuestro caso. Peligroso y deslizante. Y cuando sales del bosque de encinas y ganzos, te metes en un sendero casi cerrado por la vegetación que te llega a la altura del pecho, No ves por donde pisas. Vislumbras el camino muy pisado pero muy cerrado., Menos mal que no son escajos ya que los arañazos hubieran sido destrozadores. El camino e muy horizontal, un poco de subida hacia el montículo. Lo mejor, las maravillosas vistas de la Playa de Berria, del Dueso, de las marismas, del Buciero, de Santoña , de…
Los senderistas por el monte
Y la bajada a la playa. Hemos seguido la ruta que levábamos marcada y es un error, debíamos haber seguido un poco por la cresta del montículo hasta tropezar con el sendero que une las Playas de Berria y de Trengandín. Por este sendero se circula bien es cómodo pero está muy pisado y los escajos no te arañan la piel y la ropa. Nosotros nos tiramos derechos siguiendo la ruta marcada en nuestro GPS y era una bajada peligrosa, deslizante, con setos a la altura del pecho que no te dejaban ver el suelo,… vamos un poema bajar por ahí. No lo hagas, Sigue adelante. En los mapas esta mercado el sendero con lo cual es mejor seguirlo. De hecho, luego lo cogimos y bajamos por él magníficamente. Así llegamos a la playa de Trengandín.
En la playa mucha gente paseando tomando fotografías a los surferos,… muy agradable. Enseguida por una casa sales de playa y vas por el camino hasta llegar a Helgueras, en donde está nuestro coche. Hemos preferido seguir por la playa. Hay un arroyo que cruza la playa lo vadeas por la orilla y sigues caminando, hasta que llegas a Helgueras. Estuve a punto de descalzar y pasar por la orilla mojándome los pies pero preferí no cargar con las botas. Hubiese sido agradable.
Bueno, que lo disfrutes.

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